Es gracioso verme en un supermercado. Entro, cojo un producto, reviso la etiqueta, lo dejo, cojo otro producto… y así casi hasta que me voy. Pocas veces compro cosas en los supermercados. Los que me conocen saben que soy más de mercado y de productos sin etiquetas. Pero hay que estar siempre informado.
¿Tú también eres como yo? ¿Te pasas el tiempo dándole la vuelta al producto o eres de los que no te interesa? Y en caso de que te interese ¿sabes entender bien una etiqueta? Porque ahí está el quid de la cuestión. No son nada fáciles de entender, ¿verdad?
Partes de una etiqueta.
Tenemos que empezar asegurándonos de que estás leyendo bien la etiqueta. ¿Por qué digo esto? Porque la industria quiere que la leas mal, que la leas al revés. No me refiero a que hagas una invocación satánica, no. Me refiero a que leas lo menos importante primero y dejés para el final la información real. Voy a intentar explicarme mejor.
Cuando miras un producto con etiqueta puedes ver que está compuesta de tres partes:
- Ingredientes.
- Valores nutricionales.
- Promesas de salud.
Ahora te has quedado igual, pero tranqui, vamos a ver las tres partes desde el punto de vista nutricional y de la industria. Pero vamos a verlo del revés, como la publicidad quiere.
Promesas de salud.
Seguro que cuando coges un producto lo primero que te llama la atención es que sea “fuente de fibra”, “sin colesterol” o “sin azúcares añadidos”. Te llama la atención porque te hace ver que es algo bueno para tu salud y porque suele ocupar gran parte del envase. Está en letras bien grandes y llamativas.
Estos eslóganes son licencias que se permite a los productos por las legislaciones demasiado débiles de los países. Son frases ciertas, en caso contrario no podrían estar ahí. Pero no significa que por ello el producto sea saludable. En muchos casos estas llamadas se encuentran en los productos más insanos. Las tres que hemos nombrado es fácil que podamos encontrarlas en un paquete de galletas o incluso en una margarina.
Esta parte de la etiqueta es, como hemos dicho, la primera que quiere el publicista que veas. Quieren convencerte de que el producto es bueno sin necesidad de que te fijes en lo que lleva. Cuando aprendas a ver la parte realmente importante, la de los ingredientes, verás que no tienes que hacer ningún caso a este tipo de reclamos.
Valores nutricionales.
Aquí llega la madre del cordero. Seguro que le das más importancia a esta tablita que a los ingredientes. Pues que sepas que los ingredientes podrían vivir tranquilamente sin esta tabla, pero la tabla sin ingredientes no tiene sentido. ¿Cómo te quedas?
Lo primero que debes saber es que los valores que aparecen ahí son estimativos. ¿Qué significa esto? Pues que son valores medios. Lógicamente no se han calculado del producto que tienes en la mano o no lo tendrías. Se establecen después de analizar unas muestras. Así que tu producto puede estar por encima o por debajo, aunque no será muy significativo.
¿En qué debemos fijarnos?
A lo primero que se te va la vista, casi seguro, es a las calorías. Pero debes saber que no es tan importante la cantidad de calorías como su procedencia. Está claro que en una dieta de adelgazamiento no hay que exceder un número de calorías. Pero si el producto es saludable, aún teniendo más cantidad de calorías, será preferible a otro con menos.
Después encontramos las proteínas, grasas e hidratos de carbono. Te indican si las grasas son saturadas, pero no si son trans. Aunque en otros países sí que es obligatorio. En los hidratos de carbono también te remarcan los azúcares. Esto es muy importante ya que no es lo mismo comer hidratos de carbono que azúcares. No se comportan de la misma manera en el organismo. Además, ahí verás si el producto lleva azúcares añadidos.
Es obligatorio también poner la cantidad de sal (o de sodio según el caso) y de los nutrientes resaltados (fuente de fibra, fuente de calcio, fuente de vitamina C…).
Todo esto te lo tienen que poner, por obligación, por 100 g/mL de producto y, además, lo suelen poner por ración. Pero la ración queda a la libre elección del fabricante (o del publicista) así que es posible que te encuentres con raciones irrisorias. Además puedes encontrarte mirando dos paquetes del mismo tipo de producto y ver que las raciones sean distintas con el consecuente baile de cifras en todas las filas.
Si quieres saber más sobre esto no te pierdas el artículo de @farmagemma.
Ingredientes.
Y finalmente llegamos al premio gordo. La parte que menos quiere el fabricante que leas y la que tiene que ser tu protagonista. Si quieres saber de verdad lo que estás comiendo tienes que ser capaz de entender, sin más ayuda, lo que pone en esta sección de la etiqueta.
Los ingredientes de esta lista van ordenados de mayor a menor. Por lo tanto el primero que te encuentres es el predominante de ese producto. Pero esto no es tan sencillo, ¿verdad? Muchos ingredientes no sabes qué significan y hay veces que son lo mismo. Eso ocurre, por ejemplo, con los azúcares, donde puedes encontrarte dextrosa, jarabe de glucosa, maltodextrinas… después están todas esas E´s seguidas de un numerito. Hasta nos encontramos porcentajes de los porcentajes. Como cuando lees el cacao puro de un bombón y te pone el de la cobertura por un lado y el del relleno por otro.
Realmente no es nada sencillo, por eso lo mejor es comprar producto fresco, de temporada, producto sin etiqueta. Pero como vas a tener que caer en algún momento en uno de estos otros productos es mejor que te decantes siempre por los que menos ingredientes tengan. Mejor si los conoces. Como norma general. No le tengas miedo a las E´s. Eso es quimiofobia y muchas de ellas son naturales. Ya hablaremos también sobre ese tema.
Aprendiendo a mejorar.
Conociendo los ingredientes saludables y, sobre todo, los no saludables, serás capaz de elegir correctamente el mejor alimento para ti y los tuyos. Este artículo es una buena manera de empezar a poner las bases para todo lo que queda por delante. Poco a poco iremos desgranando cuáles son los ingredientes que debemos evitar, los productos más recomendables y los que no deberían aparecer más que en contadas ocasiones en tu mesa.
En posteriores entradas y otros proyectos que poco a poco irán tomando cuerpo, irás aprendiendo por qué un alimento es o se comporta así, cómo llevar una alimentación saludable y por qué algunos productos no son recomendables aunque toda la vida hayas pensado lo contrario. Todo lleva su tiempo, pero si te interesa la salud te alegrarás de aprender todo esto.
¡Un abrazo y seguimos en contacto! 🙂
Ualaaaa!!!
Lo primero, que me alegro de que vuelvan los artículos, porque estoy aprendiendo mucho, y de segundo me he quedado de piedra, cuanta razón tienes!,! Yo soy de las que voy con mis gafillas leyendo etiquetas y me pregunto para qué, no entiendo nada y al final acabo pensando lo mismo tanto número y tanta historia esto no debe ser muy sano….
Así que he decidido pasarme al té y a la tostada con Tahin, a la fruta Y olvidarme de los zumos aunque sean naturales y a la comida lo más fresca, a ser posible, del mercado….
Así que aquí tienes a una fiel seguidora que está aprendiendo de este mundo de la alimentación que tan desconocido tenía!!!
Por cierto cómo va ese apartado de recetas??? .
GRACIAS.
Me alegro de que estés aprendiendo y te esté gustando.
Las recetas van viento en popa y con alguna posible sorpresa, jejeje. Poco a poco. 🙂